Si en algún momento tuviste la idea de que fuiste tú quien eligió a tus parejas, te aseguro que eso es solo una ilusión y que, en realidad, nunca fue así.
Dado que, más allá de las apariencias existen una serie de variables: creencias, fidelidades, lealtades invisibles y otras menudencias que condicionan nuestras decisiones, es difícil poder afirmar que la elección haya sido nuestra, ni que el encuentro haya sido por casualidad.
Y ahora quiero introducirte a un concepto que habitualmente no se tiene en cuenta y que es algo que está actuando todo el tiempo, en cualquiera de las dificultades que encontramos a la hora de tener pareja.